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Dr. Roberto Mainieri Caropreso

Psicólogo Clínico / Terapeuta Cognitivo-Conductual

Perfeccionismo

Para los perfeccionistas, la vida es un “boletín de calificaciones” sin fin sobre logros o apariencia. Es un camino rápido y duradero hacia la infelicidad. El perfeccionismo suele ir acompañado de ansiedad, depresión y trastornos alimenticios. Lo que hace que el perfeccionismo sea tan tóxico es que, mientras que otros desean el éxito, ellos están más enfocados en evitar el fracaso, por lo que su orientación es negativa. La perfección, por supuesto, es una abstracción, un imposible en la realidad, y con frecuencia conduce a la procrastinación (dilación).  Esto significa que ser un perfeccionista hace que sea más difícil cumplir el objetivo de ser perfecto, o incluso de alcanzar lo mejor de sí mismo. Hay una diferencia entre luchar por la excelencia y exigir la perfección. Los perfeccionistas se parecen mucho a los que tienen un alto rendimiento, pero con algunas diferencias clave, y estas diferencias son importantes, ya que los perfeccionistas tienden, entre otras cosas, a experimentar más estrés.

Los siguientes son diez rasgos reveladores del perfeccionista:

Pensamiento todo o nada:

Los perfeccionistas, como los de alto rendimiento, tienden a establecer metas altas y trabajan arduamente para alcanzarlas. Sin embargo, los de alto rendimiento pueden experimentar como un gran logro el haber hecho un gran trabajo y lograr un grado de excelencia (o algo parecido), incluso si sus altas metas no se cumplen por completo. Los perfeccionistas no aceptarán nada menos que la perfección. "Casi perfecto" es visto como un fracaso.

Ojo critico:

Los perfeccionistas son mucho más críticos de sí mismos y de los demás que los de alto rendimiento. Si bien los grandes triunfadores se enorgullecen de sus logros y tienden a apoyar a los demás, los perfeccionistas tienden a detectar pequeños errores e imperfecciones en su trabajo y en sí mismos, así como en otros y sus trabajos. Se enfocan en estas imperfecciones y tienen problemas para ver cualquier otra cosa, son más duros al juzgarse  a ellos mismos y a los demás cuando ocurre un "fracaso".

Deseo vs. temor:

Los grandes logros suelen lograrse por el deseo de alcanzarlos y los de alto rendimiento disfrutan de los pasos que se van tomado en la dirección correcta. Los perfeccionistas, por otro lado, tienden a "empujarse" hacia sus metas por el temor de no alcanzarlas y ven como fracaso cualquier cosa que sea menos que una meta perfectamente cumplida.

Estándares poco realistas:

Desafortunadamente los objetivos de un perfeccionista no siempre son razonables. Si bien los que tienen un alto rendimiento pueden establecer metas altas, al ser estas realistas, tienen la posibilidad de ir un poco más lejos una vez que se alcanzan las metas y disfrutar de ello; los perfeccionistas a menudo establecen sus metas iniciales fuera de su alcance. Debido a esto, los grandes triunfadores tienden a ser no solo más felices sino más exitosos que los perfeccionistas en la búsqueda de sus objetivos.

Centrarse en los resultados:

Los de alto rendimiento pueden disfrutar del proceso para alcanzar una meta, tanto o más que el alcance real de la meta en sí. Por el contrario, los perfeccionistas ven la meta y nada más. Están tan preocupados por cumplir el objetivo y evitar el “terrible” fracaso que no pueden disfrutar del proceso de crecimiento y esfuerzo.  Es el caso del que compite en algún deporte – el de alto rendimiento disfrutará del jugar aunque no gane su equipo (aunque trate al máximo de obtener la victoria), el perfeccionista solo disfruta si triunfa su equipo.

Deprimido por metas no cumplidas:

Los perfeccionistas son mucho menos felices y menos tranquilos que los de alto rendimiento. Si bien los grandes triunfadores son capaces de recuperarse con bastante facilidad de la decepción, los perfeccionistas tienden a castigarse mucho más y se revuelcan en sentimientos negativos cuando no se cumplen sus altas expectativas. Esto lleva a…

Miedo al fracaso:

Los perfeccionistas tienen mucho más miedo de fracasar que los de alto rendimiento. Debido a que ponen mucho émfasis en los resultados y se decepcionan tanto por lograr menos que la perfección; el fracaso se convierte en una perspectiva muy aterradora. Y, dado que cualquier cosa que no sea la perfección se considera un "fracaso", esto puede llevar a ...

Dilación:

Parece paradójico que los perfeccionistas sean propensos a la dilación, ya que ese rasgo puede ser perjudicial para la productividad, pero el perfeccionismo y la dilación tienden a ir de la mano. ¡Esto se debe a que, por temor a fallar, los perfeccionistas a veces se preocupan tanto por la posibilidad de hacer algo imperfecto que se inmovilizan y dejan de hacerlo! Esto conduce a más sentimientos de fracaso, y así se perpetúa un círculo vicioso.

Defensividad:

Debido a que un desempeño menos que perfecto es tan doloroso y atemorizante para los perfeccionistas, tienden a tomar la crítica constructiva a la defensiva, mientras que los que tienen más éxito pueden ver la crítica como información valiosa para ayudarle en su desempeño futuro.

Baja autoestima:

Las personas de alto rendimiento tienden a tener una estima igualmente alta; no es así con los perfeccionistas. Tienden a ser muy autocríticos e infelices, y sufren de baja autoestima. También pueden estar solos o aislados, ya que su naturaleza crítica y su rigidez también pueden alejar a otros. Esto puede llevar a una menor autoestima.

Si ves algunos de estos rasgos perfeccionistas en ti mismo, no te desesperes. Reconocer que un cambio puede ser necesario es un primer paso muy importante para forjarse una forma de ser más tranquila y lograr la paz interior y el verdadero éxito que se obtiene al superar el perfeccionismo.