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Dr. Roberto Mainieri Caropreso

Psicólogo Clínico / Terapeuta Cognitivo-Conductual

TRASTORNOS ALIMENTICIOS

Los trastornos de la alimentación son afecciones graves que se relacionan con las conductas alimentarias que afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad de desempeñarte en áreas importantes de la vida. Los trastornos de la alimentación más frecuentes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, y el trastorno alimentario compulsivo.

La mayoría de los trastornos de la alimentación se caracterizan por fijar excesivamente la atención en el peso, la figura corporal y la comida, lo que causa conductas alimentarias peligrosas. Estas conductas pueden tener una repercusión considerable en la capacidad del cuerpo para obtener la nutrición adecuada. Los trastornos de la alimentación pueden causar daños en el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y derivar en otras enfermedades.

Con frecuencia, estos trastornos se manifiestan en la adolescencia y los primeros años de la adultez, aunque pueden aparecer a otras edades. Con tratamiento, puedes volver a tener hábitos alimentarios más saludables y, a veces, revertir las complicaciones graves causadas por el trastorno de la alimentación.

Síntomas

Los síntomas varían en función del tipo de trastorno de la alimentación. La anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno alimentario compulsivo son los trastornos de la alimentación más frecuentes. Otros trastornos de la alimentación comprenden el trastorno de rumiación y el trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos.

Anorexia nerviosa

La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia», es un trastorno de la alimentación potencialmente mortal que se caracteriza por un peso corporal anormalmente bajo, un gran temor a aumentar de peso y una percepción distorsionada del peso o de la figura corporal. Las personas con anorexia hacen todo lo posible por controlar el peso y la figura corporal, lo que frecuentemente afecta de manera importante la salud y las actividades cotidianas.

Cuando tienes anorexia, limitas en exceso la ingesta de calorías o usas otros métodos para bajar de peso; por ejemplo, te ejercitas de forma desmesurada, tomas laxantes o suplementos dietéticos, o vomitas después de comer. Los esfuerzos para bajar de peso, incluso cuando el peso corporal es bajo, pueden causar problemas de salud graves al punto de morirse de hambre.

Bulimia nerviosa

La bulimia nerviosa, llamada frecuentemente «bulimia», es un trastorno de la alimentación grave y potencialmente mortal. Cuando padeces bulimia, tienes episodios de atracones y purgas que incluyen la sensación de pérdida de control sobre tu alimentación. Muchas personas con bulimia también restringen lo que comen durante el día, lo que suele causar más episodios de atracones y purgas.

Durante estos episodios, es normal que consumas una gran cantidad de alimentos en un tiempo corto, para luego intentar deshacerte de las calorías extra de una manera poco saludable. Debido a la culpa, la vergüenza y el temor intenso a aumentar de peso por comer en exceso, puedes provocarte vómitos, puedes ejercitarte desmesuradamente o puedes usar otros métodos, como los laxantes, para deshacerte de las calorías.

Si tienes bulimia, probablemente te preocupe tu peso y tu figura corporal, y tal vez te juzgues con severidad y dureza por los defectos que son producto de tu autopercepción. Puedes tener un peso normal o, incluso, un poco de sobrepeso.

Trastorno alimentario compulsivo

Cuando tienes el trastorno alimentario compulsivo, habitualmente comes en exceso (atracón) y tienes la sensación de pérdida de control sobre lo que comes. Puedes comer con rapidez o consumir más alimentos de los que tienes pensado, incluso cuando no tienes apetito, y seguir comiendo mucho tiempo después de sentirte demasiado lleno.

Después de un atracón, puedes sentir culpa, enojo o vergüenza por la conducta y por la cantidad de alimentos consumidos. Sin embargo, no intentas compensar esta conducta con el ejercicio desmesurado o la purga, tal como lo haría una persona bulímica o anoréxica. La vergüenza puede provocar que comas solo para ocultar tus atracones.

Por lo general, se produce una nueva ronda de atracones por lo menos una vez a la semana. Puedes tener un peso normal, sobrepeso u obesidad.

Trastorno de rumiación

El trastorno de rumiación es la regurgitación repetida y continua de los alimentos después de comer, pero que no se debe a una enfermedad ni a otro trastorno de la alimentación, como anorexia, bulimia o trastorno alimentario compulsivo. La comida vuelve a la boca sin náuseas ni arcadas, y puede que la regurgitación no sea intencional. A veces, los alimentos que se regurgitan se mastican nuevamente y se vuelven a tragar, o bien se escupen.

El trastorno puede derivar en desnutrición, si los alimentos se escupen o si la persona come mucho menos para evitar la conducta. El trastorno de rumiación puede ser más frecuente en los niños pequeños o en las personas que tienen una discapacidad intelectual.

Trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos

Este trastorno se caracteriza por no alcanzar los requerimientos nutricionales diarios mínimos por la falta de interés en alimentarse; es decir, evitas las comidas con determinadas características sensoriales, como el color, la textura, el aroma o el sabor; o bien estás preocupado por las consecuencias al comer, como el temor a atragantarse. No evitas alimentos por temor a aumentar de peso.

El resultado del trastorno puede ser un adelgazamiento significativo o la imposibilidad de aumentar de peso en la niñez, así como deficiencias nutricionales que pueden acarrear problemas de salud.

Pedirle encarecidamente a un ser querido que busque tratamiento

Lamentablemente, muchas personas que sufren trastornos de la alimentación pueden creer que no necesitan tratamiento. Si estás preocupado por un ser querido, pídele encarecidamente que hable con un médico. Aunque tu ser querido no esté listo para reconocer que tiene un problema con la comida, puedes iniciar el camino expresando tu preocupación y tu deseo de escuchar.

Presta atención a los hábitos de alimentación y a las creencias que pueden indicar conductas poco saludables, así como a la presión de grupo que puede desencadenar los trastornos de la alimentación. Las señales de alerta que pueden indicar la presencia de un trastorno de la alimentación incluyen las siguientes:

  • Omitir comidas o poner excusas para no comer
  • Adoptar una dieta vegetariana demasiado restrictiva
  • Centrarse excesivamente en la alimentación saludable
  • Prepararse los alimentos, en lugar de comer lo que la familia come
  • Alejarse de las actividades sociales normales
  • Preocuparse o quejarse continuamente por estar gordo y hablar sobre cómo bajar de peso
  • Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben
  • Comer reiteradamente grandes cantidades de dulces o de alimentos con alto contenido de grasas
  • Tomar suplementos dietéticos, laxantes o productos herbarios para bajar de peso
  • Ejercitarse en exceso
  • Tener callosidades en los nudillos por provocarse los vómitos
  • Tener problemas de pérdida del esmalte dental, un posible signo de vómitos reiterados
  • Ir al baño durante las comidas
  • Durante una comida o refrigerio, comer una cantidad mucho mayor de lo que se considera normal
  • Expresar depresión, enojo, vergüenza o culpa respecto de los hábitos de alimentación
  • Comer a escondidas

Tratamiento

La terapia cognitivo-conductual es un tipo activo de psicoterapia. Las sesiones suelen tener lugar una vez a la semana durante el tiempo que usted necesite para dominar nuevas habilidades. Las sesiones individuales duran 1 hora y las sesiones de grupo pueden ser más largas.

Durante la terapia cognitivo-conductual para los trastornos alimentarios, usted aprende:

  • Sobre su enfermedad, sus síntomas y cómo saber cuándo es más probable que se repitan los síntomas.
  • A llevar un diario de los episodios de ingesta de alimentos, atracones, purgas y las situaciones que pudieran haber desencadenado estos episodios.
  • A comer con más frecuencia, con comidas o refrigerios espaciados no más de 3 o 4 horas.
  • A cambiar la manera en que usted piensa sobre sus síntomas. Esto reduce el poder que los síntomas tienen sobre usted.
  • A transformar los patrones de pensamiento contraproducentes en maneras de pensar que sean más útiles. Esto mejora su estado de ánimo y su sensación de control sobre su propia vida. Esto le ayuda a evitar episodios futuros.
  • A enfrentar los problemas diarios de manera diferente.

​Después del tratamiento usted puede utilizar sus habilidades cognitivo-conductuales durante toda su vida. Tal vez se dé cuenta de que las sesiones de "refuerzo" adicionales le ayudan a mantenerse en buen camino con sus nuevas habilidades.

La terapia cognitivo-conductual se considera eficaz para el tratamiento de los trastornos de la alimentación.  Pero dado que los comportamientos alimentarios trastornados pueden perdurar durante mucho tiempo, suele requerirse tratamiento psicológico continuado.

La terapia cognitivo-conductual puede ser eficaz para tratar la bulimia nerviosa, el trastorno alimentario compulsivo y la anorexia nerviosa.